Características y detalles del neumático

El neumático o cubierta, es una pieza de caucho que se coloca en la rueda de un vehículo para brindarle adherencia, estabilidad y confort. Es el único punto de contacto del automóvil con el suelo, por lo que de él depende en gran porcentaje el comportamiento dinámico del vehículo (cómo se mueve sobre el terreno) y que la rueda pueda realizar sus funciones principales (tracción, dirección, amortiguación de golpes, estabilidad, soporte de la carga, etc). Pero para que esto sea posible, el estado del neumático debe ser correcto, sin cortes, grietas o deformaciones y su presión de inflado debe ser la adecuada.

La cubierta se destaca, principalmente, por su elasticidad, que es la que le permite que pueda soportar los enormes esfuerzos que le exige nuestra conducción diaria. También por su durabilidad, que garantiza que el neumático será capaz de realizar sus funciones durante su vida útil, como la de agarre que debe ser correcta sobre seco y sobre mojado.

Para tener un buen funcionamiento, hay que tener en cuenta ciertos puntos esenciales como la marca, escultura y la presión de inflado.

El papel de la escultura (dibujo que presenta la banda de rodadura de la cubierta) es fundamental.  Su función es desalojar el agua que se interpone entre el neumático y el terreno. Sin el dibujo en condiciones (sin una profundidad de escultura adecuada), el neumático puede flotar sobre el agua y puede permitir la pérdida de control del vehículo. A este inconveniente se lo llama aquaplaning.

De vital importancia es también la presión de inflado. Es imprescindible revisarla en todas las ruedas, incluso en la de repuesto, como mínimo una vez por mes y siempre antes de un viaje largo. Ésta debe medirse en frío (con el coche detenido durante dos horas) o habiendo realizado un trayecto de cinco kilómetros como máximo a una velocidad inferior a 50 km/h. De lo contrario, la medición puede verse alterada por la temperatura de la cubierta y tendríamos que considerar una diferencia de presión de 0,3 bar aproximadamente.

Tener los neumáticos en buen estado no sólo mejora la funcionalidad y seguridad del vehículo, sino que además ahorra energía. El neumático es el responsable de buena parte de la energía que consume el auto para su desplazamiento, aproximadamente del 20% de ella. Si el neumático está dañado requerirá de mayor energía para moverse, por lo que estudiando un uso eficiente de él y manteniéndolo a una presión de inflado correcta, requerirá sólo el mínimo que necesita. Se calcula que una presión de inflado con un déficit de 1 bar se traduce en un incremento del consumo de combustible del 6% (como mínimo).

Para terminar, es importante recordar que la vida de un neumático es limitada. No sólo en cuanto al desgaste de la escultura, sino también a la degradación de la goma. Los compuestos químicos que forman parte del neumático están estudiados para durar, pero con el paso de los años sus propiedades se van degradando hasta perder su elasticidad. A esto se le suman los charcos con restos de nafta o disolventes, los golpes al cordón de la vereda, la exposición prolongada al sol o a las emanaciones de ozono, que también contribuyen a su degradación. Por eso, se suele recomendar un tiempo de uso máximo de cinco años, si el neumático se conservó en buen estado.

Para manejar tranquilo y con seguridad, siempre revisa el estado de tus neumáticos y ten tu seguro de auto al día, ante cualquier inconveniente.