Cómo y por qué controlar la presión de los neumáticos

Hay cuestiones que tienen que ver con el cuidado y el mantenimiento del auto que suelen dejarse libradas al azar, que se manejan por tradición o costumbre, sin que se tenga en cuenta realmente lo que se debe hacer. También los descuidos y la falta de tiempo hacen que se dejen de lado algunas prácticas que tendrían que ser habituales. Cualquiera de estos casos les caben perfectamente a los neumáticos. En esta nota te contamos cómo y cuándo controlar la presión y las consecuencias de que no lleven las libras adecuadas.

¿Con qué frecuencia se debe controlar la presión?
Lo ideal es realizar un control cada quince días y antes de salir a la ruta como prevención ante un andar continuado a una velocidad sostenida. Para realizar una verificación efectiva, la misma debe efectuarse con los neumáticos fríos o cuando el automóvil no haya circulado más de 2 kilómetros. Si el vehículo transitó un largo rato, espere por lo menos un par de horas hasta que se enfríen, antes de controlar la presión.

¿Se puede calcular la presión del neumático?
Nunca confíe en adivinar la presión de los neumáticos, sobre todo en el caso de los radiales, que suelen engañar a simple vista. Es muy común que se produzca el incremento de la presión en algunas libras, en condiciones de circulación continua a velocidad sostenida. En ese caso no disminuya la presión de sus neumáticos calientes. Cuando el automóvil permanezca un tiempo detenido y los neumáticos se enfríen, la presión volverá a ser la obtenida en el calibrado inicial de sus neumáticos en frío.

¿Qué importancia tienen las válvulas?
Descuidar las válvulas puede ser una causa de pérdida de presión. Usted debe asegurarse de que conserven las tapas y estén bien ajustadas. Al cambiar su neumático sin cámara, la válvula también deberá ser reemplazada.

Consecuencias de la baja presión

• En casos extremos puede provocar que el neumático se salga de la llanta.
• Es posible que ante un impacto se rompan las telas con un bache o un montículo.
• La mayor resistencia al avance produce mayor consumo de combustible.
• El neumático levanta mayor temperatura, superior a la ideal.
• La mayor deformación lateral provoca inestabilidad en las curvas.
• Requiere mayor esfuerzo para maniobrar.
• Al estar desinflado se desgasta más en los bordes que en el centro de la banda de rodamiento.

Consecuencias de la excesiva presión

• Dirección más liviana, pero suspensión más dura y menor confort. Se sienten todas las irregularidades del piso. Así se pueden dañar amortiguadores y suspensión.
• Menor superficie de adherencia que la que se necesita para obtener un comportamiento óptimo.
• Puede deformarse porque los tejidos de la carcasa sufren mayor tensión y los canales de la banda de rodamiento tienden a agrietarse.
• Mayor deslizamiento.
• Más desgaste en el centro de la banda de rodamiento. 

Fuente: CESVI

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