Caja negra para bicicletas

Durante muchos años, se había encasillado a las bicicletas en un uso para el entretenimiento y la distensión, alejado de la funcionalidad de transporte. Pero hoy en día, gracias a distintos factores como la toma de conciencia por el medio ambiente y la salud, la crisis económica y a que las grandes ciudades han preparado sus calles para un tránsito seguro, el uso de las bicicletas se ha popularizado.

Esta masificación, a su vez, ha traído nuevos riesgos a la calle. Principalmente, debido a que muchos de los demás conductores no respetan a los ciclistas y a que éstos se toman algunas licencias indebidas frente al manubrio.

Hay muchas medidas preventivas que pueden tomar los ciclistas para circular en bicicleta por las grandes ciudades, como las que te comentamos en Recomendaciones para los ciclistas urbanos, evitando accidentes de tránsito o, mínimo, reducir las lesiones ocasionadas por éstos. El conductor de una bicicleta, debido a estas vulnerabilidades, sale peor parado que cualquier otro conductor ante un siniestro vial. Incluso más, si tenemos en cuenta que es más probable que no pueda contar lo sucedido. Esto hace que, a la vez, en un accidente de estas características, puedan llegar a faltar elementos para sacar las conclusiones sobre las causas que llevaron al hecho. Como “¿por dónde circulaban los conductores implicados en el momento del siniestro?”. Dudas que son habituales, por desgracia, en cuanto al modo de actuar por alguna de las partes, cuando existe: contradicción en la forma de producirse el evento, manipulación por terceros de las unidades de tráfico, falta de testigos y, sobre todo, cuando una de las personas implicadas se ausenta del lugar.

Para solucionar este vacío, el inventor Cedric Bosch, desarrolló una caja negra para bicicletas, como la que tienen los aviones para poder registrar su actividad. La Rideye es un dispositivo similar a una cámara de video de alta definición, que colocado sobre el manubrio puede grabar y registrar imágenes en tiempo real del desplazamiento de ese vehículo, con el fin de almacenar datos que permitan analizar lo ocurrido en caso de sufrir algún accidente o siniestro vial.

El funcionamiento de la caja negra Rideye es simple: el ciclista acciona el mecanismo tras apretar el botón de encendido y el dispositivo empieza a grabar y registrar las imágenes con un ángulo de 120 grados, que se guardan en una memoria interna de 8 gb (ampliable a 32gb) con capacidad para almacenar dos horas y media de video. Superado ese tiempo, el sistema realiza un borrado automático de las grabaciones antiguas. No obstante, el dispositivo incorpora un sensor para detectar accidentes y cuando se produce una colisión, se activa un protocolo de seguridad para guardar las imágenes en un archivo y evitar que se borren.

Un dispositivo que aporta imágenes y datos relevantes para las personas afectadas, compañías de seguros y, por supuesto, muchísima información que puede ser válida, incluso, para determinar responsabilidades si fuese necesario.

Falta para que Rideye llegue a la Argentina, pero mientras tanto, podés seguir manejando tranquilo gracias a tu seguro de bicicleta.